Es la hora instantánea y voraz de este buen pálpito, eléctrico, positivamente demencial.
Es el momento excelso que circunda los linderos esquivos de praderas tentadoras.
Es la madrugada de un rocío suave que moja sutilmente la naturaleza con su mezcla de veneno y miel.
Es el estallido cósmico que explota en el iris de mis ojos cafés.
Es la chispa de tu mirada marrón, melancolía de la mandarina en tu sonrisa matutina a medio despertar.
Es la mezcla de olores dulces y ácidos, entre gustos inconexos son los minutos eternos también los fugaces.
Es un despertar en compañía, precedido por una noche de ficción surrealista.
Es la pista, la espera, la corazonada inconfesable también lo nuevo, lo desconocido, es el reto a mi tolerancia y la meta de tu paciencia…
Es el frio hiriente de los días hábiles y la manía resucitadora de los fines de semana.
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