miércoles, 6 de octubre de 2010

Post de lluvia


El miedo cambió la manera correcta de la vida, las cortinas se corrieron para que en medio de la oscuridad ella pudiera volver a abrir sus ojos. – Madre mía no me obligues, no quiero salir de aquí, busca entre esa gente alguien que se haga cargo de mi y que sin piedad me enclaustre en un lugar gris donde no pueda entrar la luz del sol. Ahí guardada haré cosas contrapuestas, por ejemplo escribiré poemas de amor, haré pasteles de colores y hasta podría dibujar sonrisas en caras de desafortunados que pasen por el tugurio… Madre, lo que sea pero por favor que no me saquen de ahí jamás --.

Tuvimos la certeza de la única decisión bien tomada en la vida, creímos en algo y en que así pareciera absurdo por fin se convertiría en un principio y en un final, pensamos en soluciones y nos dimos a la tarea de actuar en consecuencia lógica según las conclusiones que arrojaba la evidencia… Resulta que volvimos a fallar porque olvidamos que el destino es volverse a equivocar.