martes, 12 de junio de 2007




Navegando entre la miel de la mentira, saboreando la hiel de tus palabras y desatando mis deseos tus miradas, reconozco que me revuelves entre tus juegos tácitos de fascinación. No te das cuenta lo que me provocas, no te imaginas lo que tejen mis ambiciones, nada importa más que tu presencia, no hay sueño que supere la realidad de encantarme con tus deslumbrantes ojos. Ellos sin querer decir nada, me transportan a un embeleso sin igual; tú inocente, no te das cuenta que pudiendo recordar la profundidad de tu mirar yo libero mis ansias y las convierto en la más pura satisfacción.


No quiero perderme, no existe más oportunidad que aquella que se nos niega rotundamente… Déjame pensando y te desharás entre lo nocivo de las consecuencias. Repíteme tú plegaría y yo contestaré lo contrario, no es nada más esto que una terca e intensa pretensión. Más bien no estoy tan trastornada, estoy segura de lo que quiero, mi ser persigue tu objetivo y será difícil que me niegue un sueño… Me he comprometido a cumplirlo. No propongo nada, solo vivir; vivir aquello que no pensamos que exista, propiciar una encrucijada que me permita mostrarte esto que tengo guardado como una fortuna para ti.
¿Hasta donde llegará mi cavilación, cuando curaré y me resignaré a pensar que hay deseos que no se cumplen, cuando la vida me llevará a otros rumbos y me marcará nuevos caminos por donde no pise las espinas de la tormentosa indiferencia?

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