(ENTRE PARÉNTESIS) LA MENTE AGÓNICA

¿Despertará? ¿Esa es la esperanza? Se deduce que ha estado dormida los 24 años de su escueta existencia, sería mejor desechar la posibilidad del cambio. Ha perdido mucho tiempo, desde siempre y para siempre porque eso no se recupera, es pasado; en ese sentido debería olvidar lo mal vivido pero no es tan fácil, así tampoco es como funciona la cuestión llamada vida. Sigue sintiéndose agobiada, sigue cometiendo errores, la genética y los resultados de las adversidades mentales siguen haciendo estragos, empieza a pasarse de la raya con un par de cosas, descaradamente permanece en el estanque así el panorama alrededor parezcan ser más amable y prospero. Excusas a la orden del día con el matiz de la autoflagelación sumerge su existencia en una quietud espasmódica que le fastidia al caminar, aún más cuando tiene que andar  donde no esta muy a gusto en trasegar. Calmada, paciente, sínica de buena cara, por dentro con parte del alma y la esencia podrida; francamente desperdigada, desaprovechada y desahuciada exactamente 50 años antes de morir.

Sin alimento para darle a las palabras, siguen siendo las mismas de siempre que suenan a repetición díscola. Nocivamente frustrada a voluntad, con una lagrima rozándole el rostro, de pie frente al asfalto de brazos cruzados esperando… ¿Esperando qué? NADA.
Se ha hecho adicta, esclava de placeres mundanos, propensa al engaño, vulnerable al instinto animal y tremendamente dispuesta a una insolente desidia, tal como el cáncer sus enmarañados pensamientos van invadiendo vertiginosamente todo su ser.  Anticipa la rabia, los celos, el miedo y las ansiedades que sentirá tiempo después, en el sendero se ha hecho desconfiada por lo que ha visto en los demás, por lo que ha sido capaz de hacer “el ladrón juzga por su condición”. Vivir entre agonías y tormentos es meramente sobrevivir, el goce se opaca cuando insiste ponerse los lentes oscuros procurando apagar el brillo de su mirar, autodestruye la ilusión y desespera en pensamientos vagamente pesimistas.

Los ataques nerviosos igual que los gástricos son esporádicos pero van de la mano, en mente sana cuerpo sano, eso dicen y al parecer es cierto. Alcanza a disimular muy bien callando en su silencio tenue, aunque entre temores  suele disparar balas de verdad en momentos no indicados y a personas no adecuadas. Gusta de caminar por las calles prefiriendo el sol, siente que con el calor y la quemazón va purgando algo de sus deudas con el tiempo; escatima mezquinamente en ocasiones cuestión que la hace sentir profundamente miserable en otras derrocha atrevidamente justificando su despilfarro con disculpas ilusas e ignorantes. Continua respirando y en actitud sinvergüenza se regala el lujo de suspirar de vez en cuando, también sonríe, llora de alegría y de tristeza por otros, menuda desfachatez, no debería de concedérsele ese deseo.

… ELLA EN SU  MORAL DE LO PARADÓJICO!