
Inconforme como siempre, con esas rabias y desconsuelos se continúa disculpando por su incapacidad para entender detalles de la vida que en ese preciso instante necesita entender. Se deja distraer fácilmente imaginando que él la observa con ansiedad, que él la piensa, que la detalla y la ensalza. Sin embargo, no es más que otro de sus sueños, de esos que le impiden concentrarse en su futuro inmediato que tanto le fastidia y al que ineludiblemente hay que hacerle frente para sobrevivir.
¡IMPOSIBLE! Ella no está aquí se ha transportado, aunque los demás pueden ver su cuerpo ahí sentado; repasa detalles de una vivida inexistencia, segundo a segundo transcribe la película de su desocupada imaginación. Reproduce con sutileza la mentira que la invita a la demencia para que entre pajaritos, flores amarillas y canciones de banda sonora se le enrede el tiempo que transcurre lento. Todo pasa, pasa y pasa, la mañana pasa, el frio pasa haciéndole resistencia a la razón que continua apurando una vida necia que desea permanecer entre quimeras.