¡DESTELLO!

¿Qué me has contado corazón? Tus noches, tus lunas, tus aires y tus sueños. Lo hemos dicho casi todo, al menos cuanto la discreción en la que vivimos nos lo ha permitido. Las calles han callado frente a los dos, los espacios se han hecho una mentira y son cómplices de la imaginación castrada que nos permite el vacío por entre el que nos tomamos las manos. Hemos compartido formas etéreas, finales inconclusos y fantasías por comenzar. La niebla se ha espesado esta noche y no alcanzo a percibir tu mirada, por este camino pedregoso he tropezado he caído en este callejón en el que de vez en cuando nos besamos en silencio, sin explicaciones. Nunca hay nada más que decir basta tan sólo con que te vea ahí; en ocasiones no hay besos, pero desde el otro lado de la calle parezco sentirlos, vividos.

Y hoy ¿dónde estarás? Bajo mi cama parezco sentirte, tengo la sensación de que si me asomo veré tus ojos claros en la oscuridad de mi habitación ¿quisieras seguir sosteniendo mi mano? ¿Por cuánto tiempo? Yo no quisiera pensarlo más, no quiero esperar algo que no podrá ser. Sin tiempo es mejor hay menos miedo y no tanto dolor. Sin embargo no se que duele más… la mentira o la verdad. Quizás si algún día fueras sincero, si dijeras algo me salvarías pero de mí ya no esperes nada; no pretendas que sea yo la que te deje, la que te olvide, no lo haré. ¡No! Por lo menos no hasta logar verte frente al destello enceguecido de un nuevo sol.