Ella retorna a mí, regresa porque permanece latente siempre en mi vida, soy esa al igual que otro par de las mismas con personalidades diferentes, pero sigue siendo la misma… Ella, YO. Enredada casi siempre patina sobre la perorata que se multiplica infinitamente otras veces sencillamente camina sobre aceite, resbala pero se incorpora, un par de moretones o unas cuantas raspaduras no le van a matar las visceras.
Pocos creen, pobres, los milagros existen, yo los he vivido; me quejo, no lo niego, sin embargo con insistencia siguen pasando “rarezas” que me hacen pensar, mirando en retrospectiva que he sido continuamente salvada. Me he librado de ególatras gusanos de gran tamaño, de hombres partidos a la mitad con vidas escondidas y atormentados por fantasmas de su pasado, he sido vacunada contra la indecisión de otros, he vencido psiquis peligrosamente perturbadas y envenadas con envidias o rencores de ridículos traumas infantiles, he lidiado con mentiras que otros han creído como verdades, me he dado cuenta a tiempo que ellos mismo se han engañado y que por fortuna yo he estado mirando desde arriba como se autodestruyen inmersos en sus vanidades… He tenido suerte, porque no he dejado de tener FE, CREO.
Podría asegurar que no es el resentimiento quien habla por mí, tan solo sentir algo parecido me ubicaría justo abajo de aquellos que me ven desde su equivocada perspectiva de triunfadores. Yo gané, me gané a mi misma y lo que soy como un gran regalo, gané dejarlos pasar en mi vida; yo si crecí, si aprendí, si quise y seguiré queriendo. Porque no tengo que dejar de vivir el amor infinito de la vida pretendiendo simplemente no volver a sufrir o excusándome en que hago sufrir a los demás, el sufrimiento es una certeza pero al fin de cuentas sigue siendo una decisión personal; yo sufro y soy feliz porque esa es la razón de la existencia y lo uno nunca va a omitir enteramente lo otro.
Con todo y por todo no podría hacer otra cosa que dar las gracias…
